No la conoces?

Por si no la conoces, te presentamos a Marina Santo

 
 

Soy Marina Santo, mujer y brasileña afrodescendiente con raíces europeas. Madre de Benjamin. Soy leo con luna y ascendente en escorpio. 

Trabajo con el cuerpo, acompañando a personas a que descubran su propia danza, sin juicios. A través de impartir clases facilitando propuestas relacionadas con la anatomía sensorial, con la exploración de movimiento en código contemporáneo en su versión más democrática, yo comparto recursos para el desarrollo de la inteligencia corporal al servicio de la comunidad. Mis sesiones están diseñadas para que las personas habiten sus cuerpos, conozcan y disfruten de su propio movimiento, independiente de sus recorridos y profesiones. El cuerpo es el lugar por excelencia de la sanación y del empoderamiento.

Empecé bailando ballet clásico muy pequeña. Pasé la niñez tomando clases de danza, la juventud bailando por las noches en Río de Janeiro y ya en la universidad me metí a indagar sobre la danza contemporánea. Estudiaba historia en la uni y todo me parecía muy rígido y formal, no encajaba... En Madrid, me tomé en serio la vida en escena como performer y empecé mis propios proyectos docentes hace 11 años. 

La revolución que me supuso explorarme a partir de mi propia danza, actuar y entrar con otros códigos de estar en la vida me inspiraron enormemente a dedicarme al trabajo con  diversos perfiles de grupos para el desarrollo de la conciencia,  creatividad y potencia de sus propios cuerpos.

Empecé creando proyectos para feminidades en espacios dedicados a ellas y al autoconocimiento: profunda gratitud a la @fundacionentredos y la Fundación Terapia de Reencuentro. A partir de allí empecé todo un viaje en el trabajo con comunidades y sus diversos perfiles (juventud, profesorado, comunidades racializadas). Me apasiona y me llena de sentido lo que hago hasta hoy.

Mi objetivo es seguir desarrollando y nutriendo el contenido de mis sesiones, aprender, practicar, integrar a mi manera los saberes y conocimientos... Llegar a más personas que estén en sintonía con mi filosofía de trabajo corporal y mi autenticidad a través de mis clases y de los programas de mi escuela (acabo de lanzar Radio Danza, ¡enlace en mi bio!). Dialogar con instituciones públicas y privadas que tengan el cuerpo como elemento transversal a sus proyectos comunitarios. Desarrollarme en el mercado internacional, seguir expandiendo la escuela Marina Santo y creando nuevas posibilidades de relacionarme con "educación corporal" , imaginando e inventando proyectos que me vibren y que tengan impacto social. 

El primer recuerdo que tengo de mí misma estoy bailando vestida de Pebles Picapiedra en los carnavales de mi ciudad natal. Empecé a ir a clases de ballet por recomendación del médico ortopedista, cuando tenía unos 4 años. Lo que era inicialmente algo relacionado con la salud física se convirtió en proyecto de vida. Aunque no me identifique con el universo relacionado al ballet ni su práctica, la danza sin duda tomó mi corazón a partir de aquellas clases.

¿Como mujer Afro descendiente y migrante que significa para ti el 8 de marzo?”

Hoy significa algo distinto de cuando llegué a Madrid. Por mis experiencias en repensarme y aprendiendo enormemente de otras feminidades racializadas, por mi propio proceso personal de concienciación sobre los espacios feministas que habito en Madrid sinceramente hoy, en marzo de 2022, la fecha tiene menos del aire revolucionario que solía sentir hace unos años.

Entre que el sistema se apropia de todo, que los feminismos negros y fuera de lo considerado normativo no suelen tener una representatividad real ni en los debates, ni en los espacios feministas blancos... siento por un lado tristeza, por el otro sensación de incomprensión... Parece ser que si no fuera por las feministas blancas, no habría habido feminismo... Se invisibiliza , se borra toda una historia ancestral de lucha de feminidades no blancas que abrieron camino con sus existencias para que estuviésemos aquí hoy. Me siento confusa, la verdad. 

Acabo de estar en un evento feminista  creado por gente muy linda y querida, y una vez más haciendo el ejercicio de mirar el entorno donde estoy me he dado cuenta que no blancas, no europeas o cómo queramos ser llamadas éramos ¿cuántas? ¿3, 4? Si yo no me siento a hablar de esto en la entrevista que realizan conmigo durante el mismo evento, como siempre, el tema no sale al centro de la mesa. Y esto me parece grave. Es solo un micro relato de algo que me pasa todo el tiempo, al menos, en Madrid.

Miro los eventos y las entregas de premios a mujeres feministas que han destacado por sus trabajos y miro al público que aplaude y a las aplaudidas y no veo feminidades fuera de lo normativo. Somos MUCHAS y diversas reinventando maneras para salir adelante con dignidad. Afroespañolas, migrantes, etcétera, etcétera, etcétera. ¿Dónde estamos?

La verdad es que esta pregunta me remueve mucho. En este 8 de marzo no voy a la mani. SI fuera, iría con el grupo de La Parcería en Madrid que me parece que son un regalo para la comunidad migrante en Madrid. Pero voy a estar conmigo misma. Necesito salir del ruido colectivo y escuchar a mi cuerpo, que me pide con vehemencia cuidado. Soy una madre migrante trabajadora y autónoma que hace verdaderos malabares para atender a mis compromisos y a mí misma. Cuidarme es la mejor manera de honrar a todo el linaje feminino de mi árbol ya que soy descendiente de personas esclavizadas en Brasil. Ellas no han podido experimentar esta palabra, autocuidado. Yo puedo, y les agradezco por sus vidas, serán parte de mi historia.

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